Hace algunas semanas se dio inicio a «Kuskalla», iniciativa que se lleva a cabo en diversas comunidades de la comuna Pozo Almonte de la región de Tarapacá, norte de Chile. La iniciativa se está realizando a través de un consorcio entre EBP, la consultora Ser Patrimonio, el SMI-ICE Chile y el Centro de Investigación en Tecnologías para la Sociedad (C+) de la Facultad de Ingeniería UDD, quienes tienen como objetivo buscar la adaptación y diseñar herramientas que permitan una resiliencia de las comunidades al cambio climático, por medio de tres ejes: energía, residuos y agua.
Respecto a este último punto, el SMI-ICE Chile y el C+ están enfocados en las iniciativas relacionadas al agua y residuos, los que están siendo abordados por medio de tres proyectos: El primero, un microbiodigestor para tratamientos orgánicos que servirá para darle un segundo valor a los desechos en la localidad de Mamiña. Segundo, un plan maestro hídrico en el pueblo de Macaya, que contempla el uso de sensores y herramientas para plantear posibles escenarios hídricos y, por último, un plan tecnológico para vincular el acceso y gestión del agua por medio de sensores, aplicado a la agricultura en Iquiuca.
Los proyectos relacionados al agua, se están llevando a cabo por medio de sensores que miden la red hídrica, es decir, los procesos y diferentes caminos que toma el agua, para así ver la necesidad que hay de este recurso natural tanto en las mismas comunidades como en las zonas de cultivo. Esto servirá para visualizar la información y desarrollar posibles soluciones con un plan estratégico que ayude a justificar cuánta agua necesitan e identificar apoyo para buscar nuevos recursos hídricos.
Camilo Rodríguez, director del Centro de Investigación en Tecnologías para la Sociedad (C+) y persona a cargo de la iniciativa por parte de la UDD, señaló que “la idea es hacer un proyecto co-diseñado con las comunidades, con un sistema tecnológico adecuado al contexto de ellos. Creo que esta relación en nuevas tecnologías es una oportunidad de aprender y mejorar la información, sobre todo pensando en que se podría hacer algo similar en otras comunidades de las mismas condiciones (…) es un proyecto semilla, se sacan lecciones y se aprende en conjunto con ellos”.
Por otra parte, el Biodigestor servirá para tratamiento de residuos orgánicos, como por ejemplo, frutas y verduras y ayudará a darle un segundo valor a los desechos, transformándolos en fertilizantes y biogás. Este instrumento se instaló en un terreno de la comunidad agrícola en Mamiña, donde se están llevando a cabo diferentes capacitaciones y talleres sobre su uso para que las comunidades puedan utilizar el fertilizante orgánico de forma continúa durante los próximos años.
Sebastián Guzmán, investigador asistente del C+, señaló en relación a cómo beneficiará este proyecto a la comunidad que “le estamos dando la oportunidad a las personas de aprovechar los residuos, que generan contaminación y gastos para todos, dándoles una segunda vida. Además, por medio de las capacitaciones aprenderán a generar su propio fertilizante y no seguir gastando en eso”.
Los siguientes pasos a seguir para los investigadores a cargo del proyecto Kuskalla, será seguir monitoreando y realizando visitas y capacitaciones a las comunidades del norte durante este año, para así poder completar esta iniciativa que beneficiará a varias localidades de la región de Tarapacá en temas relacionados a su adaptación frente al cambio climático.