Andrés Cepeda es ingeniero mecánico e investigador del Centro de Investigación en Tecnologías para la Sociedad de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo. Allí, lidera el grupo dedicado al estudio de nuevos materiales que, actualmente, está enfocado en desarrollar elementos más amigables con el medio ambiente y alineados con el sistema de la economía circular.
Este equipo, recientemente, se adjudicó un fondo de Corfo, con el cual se encuentran apoyando a una empresa para generar productos textiles en base a biomateriales o biopolímeros. “El caso que propusimos es en base a elementos vegetales y residuos alimentarios, con los que armamos un material que es una especie de biocuero. La idea es que durante los próximos seis meses de trabajo tengamos productos textiles sustentables”, cuenta Cepeda.
Sin embargo, este investigador UDD tiene un ‘lado B’ que le ha permitido desarrollarse exitosamente en la industria artística y creativa. Es escultor y ha participado con sus creaciones en dos importantes producciones audiovisuales chilenas: “Bestia”, cortometraje nominado a los Premios Oscar, y “Zander”, serie animada para niños que se transmite por el canal NTV. En ambas, estuvo a cargo del proceso de fabricación de las cabezas de los personajes a través de diversas técnicas de modelado, poniendo así en práctica todo su talento artístico.
¿Cuándo y cómo nace tu afición por la escultura?
– He tenido una relación con la parte artística desde niño. En el colegio, era el compañero del curso que dibujaba y luego me fui interesando por el tema del volumen, al trabajar con plasticina. En enseñanza media, me gustaron los cómics y empecé a hacer superhéroes con este material. Y así, de a poco, me fue interesando la figura humana, por lo que comencé a estudiar libros de anatomía artística y a auto formarme.
Saliendo del colegio entró a estudiar arquitectura un tiempo, pero extrañó su lado “cuadrado”, pues confiesa que siempre le gustó la matemática y la física, por lo que optó finalmente por ingeniería mecánica. “Pero en todo este proceso universitario la parte de la escultura quedó relegada a segundo plano; hubo años donde no hice nada con eso. Y ya en la mitad de la carrera me empezó a picar el bichito. Si bien antes trabajaba sólo con plasticina, surgió la curiosidad de explorar nuevos materiales que no conocía y empecé tímidamente a volver”, recuerda.
Una vez titulado y trabajando en su profesión, decidió tomar un taller vinculado a la escultura pop, fantasía y ciencia ficción. Posteriormente, pagó una membresía para tener un espacio propio en el ese lugar y se dedicó también a enseñar. Si bien el recinto debió cerrar, rescata la relación que formó con los dueños del taller, pues le permitió hacer grandes cosas que no se esperaba.
¿Cómo llegas a participar en estas destacadas producciones audiovisuales chilenas?
– En 2018 me contactó el dueño de este taller, Francisco Cáceres, pues un colega suyo necesitaba alguien que trabajara en un stop-motion. Ahí conocí a Enrique Tapia, escultor y parte del equipo de “Bestia” que estaba a cargo de hacer la escultura de la cabeza de la protagonista, pero no podía seguir y me pasó a mí la antorcha. Ahí mi rol fue tomar esta cabeza y hacerle diferentes expresiones, junto con dejar listos a los personajes secundarios. El proceso de creación de las cabezas y sus expresiones va desde hacer los moldes hasta el modelamiento que combina distintas técnicas y materiales, para así poder darles el efecto requerido.
Agrega que fue un trabajo totalmente manual y con una dirección artística bien clara y definida, por lo que no fue sencillo, ya que había que dar con el color y efectos exactos para que pareciera cerámica. «Fue una experiencia muy bonita, porque fue mi primera participación en un proyecto audiovisual y aunque no participé de todo el proceso, fue increíble poder entrar al set, que en este caso es todo en miniatura y a escala, por lo que tenía un encanto bien mágico», reflexiona.
A su vez, participó con la empresa Manada FX en la producción de la serie animada para niños “Zander”, transmitida por el canal NTV. “También era una producción stop-motion y con cabezas, pero en este caso querían muñecos, con muchas expresiones distintas, y con impresión 3D, algo que aún no se había hecho en Chile, por lo que tuvimos que montar una técnica que no se había utilizado”, explica.
Andrés Cepeda destaca esta oportunidad, pues junto con lograr un importante hito con la impresión de muñecos en 3D, pudo poner en práctica su lado de ingeniero. “Estuve también encargado de una serie de detalles técnicos, desde hacer el despiece y mecánica de las cabezas y cómo se juntan, hasta los espacios a considerar. Logré juntar la ingeniería y la parte artística y siento que ambas áreas conversaron súper bien”, cuenta.
Actualmente, con su grupo de investigación en la UDD están intentando vincular su quehacer habitual con el de la industria creativa, pues “pensamos que puede haber una conversación entretenida entre ambos mundos”. Si bien aún no existe nada concreto en marcha, saben que cuentan con las capacidades y está la intención, por lo que ya se han puesto en contacto con personas del rubro para generar tecnologías que puedan ser útiles en sus desarrollos.
En este sentido, Andrés destaca la libertad y espacio que se da en su centro de investigación para poder desarrollarse en este ámbito. “Es bonito ver que se valora lo que uno ha hecho antes y que se den las instancias para relacionar tus proyectos con la industria creativa. Para uno que vive en esos dos mundos, es super valioso tener la oportunidad de combinarlos. Si bien hay que hacer malabares con el tiempo, la bienvenida a todos esos temas está y se agradece mucho”, finaliza.