FUENTE: DIARIO FINANCIERO
A fines de 2022 entró en vigencia en Chile la nueva norma de emisión Euro 6, que indica que los nuevos vehículos -medianos y livianos- que se comercialicen en el país deben incorporar filtros que disminuyan las emisiones de material particulado con una eficiencia del 99% y permitan un menor uso de combustible. Se trata de una de las normativas más exigentes del mundo, que sienta las bases del camino de la sostenibilidad de la industria del transporte.
“Si bien la normativa está enfocada en la fabricación de vehículos y producción de combustibles, las empresas de transporte tienen el desafío de adecuarse paulatinamente a sus exigencias para ser ambientalmente responsables conforme al contexto global”, señala Angélica María Barría, directora de Aplog y académica de la Universidad de Valparaíso.
Barría destaca que Chile es un país pionero en la implementación de la normativa, que desde marzo de este año solo permite la inscripción de nuevas unidades que cuenten con dicha tecnología: “Todos los autos a la venta deberán cumplir con esta norma, lo que impactará en forma positiva al medio ambiente”.
El avance en esta dirección es relevante porque, de acuerdo con las cifras del Banco Mundial, en 2020 el sector transporte representó el 25,77% de las emisiones de dióxido de carbono, lo que incentivó a buscar mecanismos para poder reducir su impacto ambiental.
Mauricio Varas, profesor investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo, acota que para la industria de última milla menores emisiones implican menores gravámenes impositivos, menor consumo de combustible y reducción de costos operacionales. Sin embargo, subraya que este tipo de vehículos tiene precios más altos y mayores costos de mantención.
“Adaptarse a esta nueva norma implica evaluar las siguientes tres alternativas: mantener la flota actual durante algún tiempo, invertir en la adquisición de nuevos vehículos o suscribir contratos de arriendo flexibles. Al respecto, se espera una renovación gradual de las flotas”, dice. De hecho, acota que el Gobierno ha estimado que el 59% del parque automotor cuente con esta tecnología al 2023.
Para Margareth Gutiérrez, investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad San Sebastián, su implementación ocasionará que muchos vehículos queden fuera de circulación.
“Como consecuencia la interrogante que surge es hacia dónde van a emigrar y qué va a pasar con esos vehículos”, añade. No obstante, acota que este nuevo escenario se complementa con la tendencia en la industria de la última milla por tener una flota acorde a las exigencias ambientales: “Se ha visto una tendencia de mayor uso de vehículos eléctricos, en virtud del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, de usar energía accesible no contaminante, producción y consumo sostenible. Aunque no son obligatorios hasta el momento para estas empresas”.
Mauricio Varas coincide: “Se están tomando medidas importantes para reducir sus emisiones y contribuir a la mitigación del cambio climático, como la adopción de vehículos eléctricos y también la optimización de rutas y la utilización de empaques sostenibles”. Una tendencia que irá al alza, explica Rosario Meneses, líder de Investigación de Mercado de Cushman & Wakefield Chile: “El transporte ocupa un lugar importante en el aporte de gases tóxicos al ambiente y el desgaste de neumáticos y frenos, por lo cual es fundamental que el sector vaya alineándose a estas condiciones”.
Catherine Molina, CEO de Latam Logistics Chile, explica que el sector no solo está incorporando medidas en cuanto a flota sustentable en su quehacer, sino que también está buscando soluciones más específicas, como determinar el tipo de combustible que ocupan en sus operaciones.
Para avanzar en este aspecto, Barría considera que debe haber un mayor compromiso en la prestación de los servicios, “con el objeto de equilibrar la balanza que permita mantener un parque automotor más eficiente y limpio, acorde a las nuevas unidades insertas en el mercado”.
Por otro lado, hay que potenciar los incentivos para que la industria profundice sus prácticas sustentables: “Se espera una descarbonización gradual a partir de un mayor uso de vehículos eléctricos. Para avanzar, los incentivos son la clave.
El desafío a nivel gubernamental es proveer de infraestructura y financiamiento para el desarrollo, difusión y aplicación de este tipo de tecnologías”, dice Varas. Ariel Valdés, investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad San Sebastián, coincide en que para promover la incorporación de nuevas tecnologías en este sector, “sería conveniente generar algún incentivo económico para adquisición tecnológica”, que acelere el cambio.