Domingo 20 de Julio de 1969, el reloj marca las 13:40 minutos de la tarde en Chile y la historia de la Humanidad ya no será la misma. A 384 mil kilómetros de la tierra, Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, astronautas norteamericanos e integrantes de la misión espacial Apolo 11, se convertían en los primeros seres humanos en alcanzar la Luna, alunizar en ella y realizar la primera caminata sobre la faz de nuestro satélite natural.
Una hazaña sin símil en la historia hasta ese momento y que permitió un extraordinario avance en el ámbito de la tecnología, pues para que Armstrong y Aldrin pudieran caminar sobre la superficie lunar se necesitó desarrollar técnica en el campo de la computación, las comunicaciones, la aeronáutica y la miniaturización.
Todo comenzó tras despegar desde Cabo Cañaveral el 16 de julio, alcanzar velocidades de hasta 40 mil kilómetros por hora (la misma distancia que hay entre ir y volver de Chile a China), el viernes 18 de julio, y a las 19:12 horas de Chile, ingresar a la esfera de influencia de la luna, quedando a una distancia de poco más de 60 mil kilómetros.
En la madrugada del día 20 de Julio, Armstrong y Aldrin ingresan al módulo lunar, nave que será conocida como “Eagle”, poniéndola en marcha. Faltando 15 minutos para las 10 de la mañana, el “Águila” se separa de la nave principal, aparato que seguirá orbitando la Luna a cargo de Michael Collins, y comienza su marcha para asentarse sobre la superficie lunar en el sector más seguro que definió la NASA: el Mar de la Tranquilidad.
Seis horas y media después del alunizaje, Neil Armstrong solicita la autorización para bajar del módulo. Mientras desciende de la nave, activa la cámara de televisión con las que se grabarán las primeras imágenes del satélite terrestre y, faltando 4 minutos para 11 de la noche en Chile, posa sus pies sobre suelo lunar, lanzando la famosa frase «Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad”.
Al no percibir ningún peligro, Aldrin se une a Neil y juntos llevan algunas de las tareas que desde Houston les habían encomendado:instalar un detector de partículas nucleares emitidas por el Sol, situar un sismógrafo y colocar un detector de iones. Luego, ambos despliegan la bandera norteamericana y la fijan sobre la superficie lunar, una de las instantáneas más memorables de la historia reciente.
El 21 de julio, y a escasos minutos de las 10 de la mañana, la nave espacial inicia el retorno a la Tierra. Tras casi 72 horas de viaje, los tres astronautas amerizan a poco más de 1500 kilómetros de Honolulu, en medio del Océano Pacifico, entrando a los anales de la historia de la humanidad.
La llegada del hombre a la Luna significó un progreso exponencial en diversas áreas de la inventiva, la ciencia y la tecnología. Los alimentos liofilizados, la máquina de dialisis renal, los filtros de agua o telas antiflamas son algunos de los resultados de la gesta del Apolo 11. Con un coste que hoy se estima en alrededor de 200 mil millones de dólares, el alunizaje permitió generar innovación que traspasó el ámbito científico e impactó directamente en la calidad de vida de todo el mundo.