Fuente: La Tercera
El 8 de julio de 1730 quedó grabado en la historia de Chile.
Esa madrugada, ocurrió un episodio sísmico que se percibió en gran parte del país y que desató olas que se estima que llegaron hasta los 8 metros de altura, en sectores como Valparaíso y Concepción.
Según el Archivo Nacional de Chile, se sintió en el norte desde Coquimbo y en el sur hasta Concepción, mientras que este último lugar sufrió inundaciones severas y amplias consecuencias destructivas.
También, hay reportes que aseguran que incluso fue percibido en localidades como Córdoba, Argentina.
Asimismo, se cree que su magnitud fue de entre 9.1 y 9.3, aunque esas cifras son estimaciones actuales, ya que hace casi tres siglos no se contaba con las herramientas para medir de la forma en que se hace hoy.
Aún así, si la última hubiese sido registrada, posicionaría este evento como el segundo más grande después del terremoto de Valdivia en 1960, considerado el más fuerte de la historia con 9.5.
A raíz de los constantes sismos que ha enfrentado el país, el profesor de Geofísica Aplicada de la Universidad del Desarrollo, Luis Donoso, explica a La Tercera qué distingue al episodio de 1730 y qué tan probable es que vuelva a ocurrir un escenario de tales características, lo que ya ha sido planteado anteriormente por otros profesionales de este ámbito.
Qué caracteriza al episodio de 1730 Antes que todo, el académico enfatiza que ese 8 de julio se vivieron dos eventos sísmicos, no solo uno.
El primero de ellos fue entre las 1:00 y 2:00 de la mañana, mientras que el segundo se dio entre las 4:30 y las 5:00, aproximadamente.
En este sentido, hace hincapié en que las principales fuentes de información mediante las cuales se puede conocer sobre ambos son los registros históricos.
Puntualmente, cita una carta del entonces gobernador de Chile, Gabriel Cano y Aponte.
“Él relata que para Santiago, cerca de las 1:00, hubo un temblor importante, que no causó daños, pero que los despierta a todos.
Y te entrega un dato súper duro, que duró más o menos medio cuarto de hora (…)a las 5:00 viene el evento principal que destruye Santiago, pero ahí hay otro dato crítico, que fue aprox.
de la misma duración que el primero (…) entonces, el primero es un evento lejano y el segundo es uno cercano”.
Por otro lado, se encuentra un documento del entonces obispo de Concepción, Francisco Antonio de Escandón, quien “dice que el de las 1:00 de la mañana dejó la escoba y que hubo una salida del mar”.
Aquello sugiere, según el sismólogo, que “tuvimos dos grandes sismos, separados por algunas horas de diferencia, pero no fue un solo evento continuo que destruyó el país desde La Serena hasta Concepción, como muchos plantean”.
Ya con eso aclarado, ¿qué tan probable es que pase el mismo fenómeno en un futuro? Las probabilidades de que vuelva a ocurrir Para Donoso es bastante complejo que ocurra, ya que se requieren varios factores.
“El primero es que tengas toda la zona bajo una condición de estrés histórica permanente y no tengas la capacidad para haber generado un gran sismo durante mucho tiempo.
Eso no se da, porque acabas de tener el gran terremoto del 27F”, explica.
Además, en términos sencillos, se requeriría de una sincronía entre dos eventos sísmicos con suficiente nivel de energía acumulada, para así responder como se dio en 1730.
Si se dieran esas principales condiciones, Donoso dice que podría ocurrir, pero destaca que es muy poco probable y que “no es una certeza absoluta”, ya que “siempre en los bordes de estas zonas de ruptura hay barreras que impiden que salten de un lado a otro”.
“Hay una serie de eventos posteriores al de 1730 que te han consumido esta energía elástica acumulada de manera significativa, y eso hace que el sistema te diga ‘no, no hay combustible”, resume, “tendría que haber una sincronía muy especial para que puedas romper varios segmentos pequeños y se vayan concatenando las rupturas, pero si está relajada la zona, si su estrés es marginal, no logras romper el eslabón que está al lado”.
“Entonces todo esto apunta a que si lograste juntar dos grandes zonas de ruptura en una sola secuencia muy cortita en el tiempo, ok, eso tiene más cara de ser parte del azar que de la normalidad”, sentencia el experto.