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Estudio chileno identificó un patrón en las relaciones de los estudiantes que podría cambiar la educación

Investigaciones lideradas por un equipo multidisciplinario de la Universidad del Desarrollo (UDD) lograron mapear las relaciones de cooperación entre alrededor de 1.100 niños del sistema educativo chileno y, a través de una experiencia inmersiva de teoría de juegos, los participantes interactuaron en un entorno que simula dilemas sociales, permitiendo a los investigadores identificar patrones de comportamiento que indican la presencia de bullying, rendimiento escolar, solidaridad o popularidad, entre otras.

Ambos estudios utilizaron una muestra combinada estudiantes de educación básica de nuestro país, con datos recolectados en 14 colegios municipales para el estudio sobre rendimiento académico, y en 47 aulas de escuelas de la misma dependencia para el estudio sobre bullying.

De esta manera, el estudio Reciprocity heightens academic performance in elementary school students, publicado en la revista Heliyon, analizó los efectos de la reciprocidad en las relaciones entre pares y su impacto en el rendimiento académico. Utilizando datos de 14 establecimientos municipales, los investigadores encontraron que los estudiantes que recibían y ofrecían mayor cooperación, medida en términos de reciprocidad, mostraban un mejor rendimiento académico. Este efecto fue particularmente pronunciado en el 20% de los estudiantes con los niveles más altos de reciprocidad. “La investigación sugiere que el fomento de la cooperación en el aula podría ser una herramienta eficaz para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, especialmente aquellos con mayores dificultades”, destaca el investigador Cristian Candia.

El segundo estudio, Game theory in the classroom: low cooperative relationships identify bullying patterns in elementary Schools, publicado en la revista Humanities and Social Sciences Communications, explora cómo las relaciones de cooperación o su ausencia, pueden ayudar a identificar patrones de bullying en el aula. A partir de datos recogidos en 47 aulas de colegios municipales, los investigadores descubrieron que los estudiantes que recibían menos cooperación de sus compañeros tenían más probabilidades de ser tanto víctimas como agresores en casos de acoso escolar. Este perfil, conocido como bully (víctima), es especialmente preocupante por su rol dual como perpetrador y víctima del acoso, lo que a menudo lleva a un aislamiento social mayor.

“Los hallazgos que presentan estas investigaciones generan importantes implicancias para la política educativa en Chile y otros países”, explica uno de los coautores del artículo, Carlos Rodríguez, profundizando que “en primer lugar, refuerzan la necesidad de promover entornos de aprendizaje colaborativos en las escuelas, donde la reciprocidad y el apoyo mutuo se fomenten activamente”.

“Además, potenciar estrategias pedagógicas que incentiven la cooperación podría no solo mejorar el rendimiento académico de los estudiantes, sino también reducir los incidentes de bullying”, destaca Rodríguez, y propone que “intervenir en las redes de cooperación dentro del aula puede ser una forma eficaz de prevenir el acoso escolar, al promover interacciones más positivas entre los estudiantes y reducir el aislamiento social”.