Fuente: El Mercurio
Los scooters eléctricos se usan para acercarse al transporte público como el metro; los lunes en la mañana es el momento en que más accidentes del trayecto suceden en el país; el uso de bicicletas entre 2012 y 2022 creció en 34% en el eje Alameda, donde seis de cada diez ciclistas transitan por la calle y no por una ciclovía.
Estas son algunas de las conclusiones a las que investigadores chilenos han llegado a partir del análisis de datos.
Sus fuentes van desde clásicas encuestas, uso de cámaras en ciclovías, hasta el empleo de datos anonimizados de antenas de telefonía móvil que permiten saber cómo los portadores de teléfonos se desplazan por la ciudad.
Los estudios se presentaron en el evento Urban Beers, realizado esta semana, y que fue organizado por la Plataforma Urbana de Movilidad, Análisis y Simulación, en colaboración con el Departamento de Ciencias de la Computación de la U.
de Chile (DCC) y el Instituto de Data Science de la U.
del Desarrollo.
Uno de estos estudios se centró en el eje Alameda (desde Plaza Italia a Pajaritos) dado el proyecto Nueva Alameda que impulsa el Gobierno Regional y que tuvo su primera etapa cuando el actual gobernador, Claudio Orrego, fue intendente, entre 2014 y 2018.
“Cuando se retoma el proyecto, el 2022, se hace necesario actualizar los datos con que contábamos.
En cuanto a movilidad, solo teníamos la encuesta Origen Destino del 2012, por lo que se desarrolló este trabajo con la UDD que permitió actualizar los traslados y sus modos en base a datos de telefonía móvil”, dice Catalina Harrison, encargada de Programas del equipo Nueva Alameda del Gobierno de Santiago.
Con esta nueva información, dice Harrison, se puede estimar el uso que tendrá la ciclovía de alto estándar que se proyecta en la Alameda y, además, cuantificar la rentabilidad social de las iniciativas impulsadas.
La líder del estudio, Daniela Opitz, investigadora del Instituto de Data Science de la UDD, cuenta que si bien se centraron en el eje Alameda, también debieron estudiar lo que pasaba en el Gran Santiago para comparar el panorama en 2012 y 2022.
Entre los datos encontrados al comparar ambos años, Optiz destaca que en el radio urbano del Gran Santiago los viajes en autos han crecido 26%, que los viajes en transporte público han caído 6% y los en bicicletas aumentaron en 10%.
Otro dato interesante es que el uso de bicicletas ha crecido un 34% en el eje Alameda, pero se dieron cuenta de que la mayoría, cerca de seis de cada diez ciclistas, no usa la ciclovía existente.
Esto no pasa en otras ciclovías estudiadas como la de calle Portugal (99% la usa) o la de Ricardo Lyon (90% rueda por ahí).
“Esta diferencia se debería a los altos estándares de calidad de las ciclovías en esos ejes, en cambio en la Alameda es de un estándar más bajo”, dice Opitz.
Llama la atención que del total de ciclistas que van por la Alameda solo un cuarto son mujeres.
“Las razones pueden ser varias, pero entre ellas la sensación de inseguridad”, dice Opitz.
Otro grupo de investigadores se adentró en los accidentes del trayecto, es decir, aquellos que ocurren cuando se va al trabajo o se regresa al hogar.
“Utilizando datos de la Mutual de Seguridad, medimos el efecto de la ley de velocidad urbana máxima de 50 km/h.
Si se consideran los días de reposo o licencia como una medida de la severidad de los accidentes, después de la ley estos accidentes serían menos severos, ya que los días de licencia han disminuido en promedio cinco días”, dice Eduardo Graells, investigador del DCC.
Otro dato llamativo del estudio es que los días lunes en la mañana son los de mayor accidentabilidad, dice Graells.
Considerando todos los días de la semana, en general, los accidentes se concentran en la mañana (de 6:00 a 9:00).
Un tercer estudio se adentró en el uso de los scooters eléctricos en Santiago.
La conclusión es que los habitantes de las zonas periféricas e intermedias del Gran Santiago los usan en forma complementaria con el transporte público, por ejemplo, para acercarse a una estación de metro, dice Matilde Rivas, estudiante de Magíster del DCC.
Hacia lo verde
Francisco Rowe, quien lidera el Laboratorio de Ciencias de datos geográficos de la U.
de Liverpool, y Carmen Cabrera-Arnau, investigadora de la misma universidad, estudiaron el éxodo urbano que se vivió en la pandemia de covid-19 en países de Latinoamérica.
“Queríamos saber hasta qué punto la gente migró de urbes grandes a ciudades más pequeñas en busca, por ejemplo, de espacios verdes.
Era difícil de medir durante la pandemia porque en las calles no andaba nadie”, dice Rowe.
Usando varios métodos —trazas digitales de teléfonos móviles hasta redes sociales— midieron lo que estaba sucediendo en Chile, Argentina y México.
“Luego, lo hicimos en Reino Unido y España, y lo que pasó es bastante parecido: durante la primera ola de la pandemia, personas migraron a localidades más pequeñas en esos países”, dice Rowe.
Luego de la pandemia han detectado que si bien los niveles de movilidad en las grandes ciudades han aumentado, no lo han hecho a los niveles de prepandemia.
“Esto se debería al efecto del trabajo híbrido y porque personas que se fueron de las ciudades no retornaron”, explica.
El investigador dice que conocer este fenómeno es crucial para las políticas públicas.
“Estas ciudades pequeñas no tenían una infraestructura preparada para la llegada de nuevos habitantes, pero también ha influido en otras cosas, como el aumento del valor de las viviendas”.
Conocer cómo se transportan los chilenos a partir de datos reales es crucial para planificar nuevas vías, ciclovías y, en general, la infraestructura urbana, aseguran los expertos.